Respuesta a declaraciones del jeque Allahshukur Pashazadeh
- centroarmenio
- 12 jun
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Actualizado: 13 jun

Desde hace varias semanas, una persona llamada Allahshukur Pashazadeh, jeque musulmán azerbaiyano al que se presenta como “presidente de la Junta de Musulmanes del Cáucaso”, una figura obviamente alineada con la dictadura de Ilham Aliyev, viene intensificando ataques verbales contra la Iglesia Apostólica Armenia, recurriendo a falsedades históricas inaceptables, como señalar a Echmiadzín como “tierra histórica de Azerbaiyán” (inventando incluso el nombre de “Uchmiadzín”), y afirmaciones peligrosamente incendiarias en las que acusa a la Iglesia Armenia de “revanchismo”, “militancia” y de ser una amenaza regional. Las declaraciones de este señor no solo constituyen un desvarío absoluto que no resiste el menor análisis, sino también una profunda irresponsabilidad religiosa y política.
La Santa Sede de Echmiadzín es la institución religiosa más antigua del Cáucaso Sur, y una de las más antiguas del mundo. Fue fundada en el año 301, cuando Armenia se convirtió en la primera nación cristiana del mundo. En ese entonces, ni siquiera existía el Islam —religión que aparecería unos tres siglos más tarde— ni mucho menos, desde luego, una entidad llamada “Azerbaiyán”, que solo surgirá como construcción política moderna en el siglo XX.
De hecho, Echmiadzín es casi un milenio anterior a la llegada de los pueblos túrquicos al Cáucaso, de donde surgen los tártaros de la región, más tarde denominados “azerbaiyanos”, recién en 1918. La formación de todo concepto nacional o estatal relacionado con “Azerbaiyán”, no puede ser anterior a eso. Por ende, llamar a Echmiadzín “territorio histórico azerbaiyano” es una afirmación tan absurda como peligrosa: tergiversa el pasado para justificar agresiones en el presente.
Es profundamente lamentable que un líder religioso —cuya función debería ser la de predicar la paz, la verdad y el respeto entre los pueblos— se preste a alimentar la maquinaria bélica y propagandística de la dictadura azerbaiyana.
El señor Pashazadeh, difamando irresponsablemente a la Iglesia Armenia, incurre en una retórica peligrosa que incita al odio interreligioso y pone en riesgo la convivencia regional.
Ese tipo de discurso es incompatible con cualquier principio religioso. Son calumnias al servicio de un proyecto político basado en la supresión de minorías, la limpieza étnica y la apropiación territorial y cultural, como ocurrió en Artsaj (Nagorno Karabaj).
La Iglesia Armenia ha sido, durante más de 1.700 años, el núcleo espiritual, cultural y nacional del pueblo armenio. Es una institución que ha sobrevivido a imperios, genocidios y persecuciones. Siempre bregando por la paz, la justicia y la memoria, no la venganza ni el fanatismo.
En lugar de fabular historias o calumniar, ¿no tiene nada para decir Pashazadeh acerca de las iglesias milenarias, jachkars o cementerios medievales destrozados en territorios históricos armenios luego apropiados por Azerbaiyán?
Repudiamos enérgicamente las mentiras del señor Pashazadeh y advertimos que su falsa narrativa, lejos de contribuir a la armonía, va en detrimento de cualquier posibilidad de diálogo o normalización de relaciones.
Llamamos a todas las instituciones religiosas y organismos internacionales a rechazar esta retórica peligrosa y escalada de hostilidad, impropia de un presunto líder espiritual. Ver menos
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